¿Cuál es el tratamiento para el Cáncer de riñón?
El Cáncer de riñón puede tratarse con procedimientos de alta tecnología que no requieren cirugía invasiva. Actualmente, dos métodos destacan por su efectividad y mínima invasión: la crioablación con nitrógeno líquido y la ablación por microondas. Estas opciones permiten una recuperación rápida y menor riesgo de complicaciones. Además, ofrecen resultados efectivos en pacientes que buscan alternativas seguras y de última generación.
A continuación te presentamos los tratamientos más innovadores para el Cáncer de riñón, como la crioablación y la ablación por microondas.
Crioablación con nitrógeno líquido
Este procedimiento destruye el tumor aplicando frío extremo mediante una sonda introducida por punción. No requiere anestesia general, solo sedación y analgesia. Al alcanzar temperaturas de hasta -170°C, las células cancerosas mueren sin afectar el tejido sano. Además, este método puede estimular una respuesta inmune antitumoral, ayudando al cuerpo a combatir la enfermedad de manera sistémica. Es ambulatorio, no produce dolor y el tejido muerto se reabsorbe con el tiempo, lo que permite una recuperación sin necesidad de cirugía abierta. Su eficacia ha sido comprobada en numerosos casos.
Ablación por microondas
Similar a la crioablación, la ablación por microondas es un tratamiento mínimamente invasivo. Mediante una punción, se introduce una sonda que emite calor intenso para destruir el tumor. Con este procedimiento, el tejido afectado se reabsorbe gradualmente, evitando la necesidad de cirugías mayores y facilitando una recuperación más rápida. Su precisión minimiza el daño a tejidos circundantes, reduciendo riesgos y efectos secundarios.
Atención médica especializada
El tratamiento del Cáncer de riñón requiere un especialista con experiencia en estos procedimientos avanzados. Contar con tecnología de vanguardia y un enfoque personalizado es clave para obtener los mejores resultados. Para recibir una valoración y elegir la mejor opción, agenda una consulta con el Dr. Náfate. Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado marcarán la diferencia en la recuperación del paciente.